Educación y el SNTE

Analizar al SNTE como hecho que ocurre dentro del entramado institucional, implica reconocer que es resultado del nivel de desarrollo político alcanzado en México. Dentro de la lógica corporativa que gobernó el país por sectores (campesino, petrolero, magisterial, juvenil, obrero), era una parcela de poder pegada con el resistol de los intereses y sobre todo por la búsqueda de la perpetuación del estado de cosas. Así, el sindicato de maestros, que se supone velaría por lo derechos de los trabajadores ante el patrón, se convirtió en una parte del poder formal. Por ello resulta complicado contestar a la pregunta que nos viene guiando desde hace tres semanas, para el SNTE, la educación básica, ¿es un fracaso?. Desde la lógica histórica plantearía tres momentos para esta respuesta.

Primero, cuando el SNTE era un sector del PRI-Gobierno, la respuesta era un NO, es decir desde la lógica del no pasa nada, las cosas caminaban bien y cuando algo rompía esta normalidad, se tomaban acciones de manera inmediata, recordemos las primeras evaluaciones internacionales, donde la acción institucional ante las datos fue el ocultamiento de la información. Los polos de crítica, como el Centro de Estudios Educativos, con Latapí a la cabeza, eran ignorados y combatidos con acciones radicales y unilaterales. Recuerdo por ejemplo la propaganda institucional para justificar el cambio de enfoque en las escuelas normales, de la investigación-acción, hacia un enfoque centrado en la didáctica o como dirían ahora hacia las competencias. La SEP, decía que el enfoque anterior formaba muy buenos lideres sociales, analistas, pero no maestros, o despectivamente, que formaba medio investigadores y medio maestros, por tanto la reforma consistía y podemos observarlo en el planteamiento curricular vigente, en quitar materias como filosofía de la educación (donde estudiábamos epistemología, teleología y axiología), sociología de la educación y otras materias donde el objeto de estudio, era el hecho educativo en tanto fenómeno social, ubicado en entramados históricos y políticos. Por supuesto que en esos espacios aprendíamos a realizar análisis del sistema educativo, desde las categorías, por ejemplo, del materialismo histórico dialéctico, no como adoctrinamiento, sino como ejes analíticos, comparábamos las pedagogías históricas, como las de Makarenko, Freire, la escuela crítica, Rebsamen, Ferto o Rafael Ramírez, con todas esas herramientas realizábamos nuestro trabajo cotidiano. El lugar de estas materias fue ocupado por una serie de didácticas centradas en el cómo enseñar contenidos, donde lo que se buscaba era entrenar, no educar, no formar a futuros maestros.

Un segundo momento lo ubico cuando el PRI deja el poder ejecutivo y el SNTE empieza a luchar por controlar a este partido, recordemos la guerra entre Madrazo y Elba Esther, que concluyó con la expulsión del PRI de ésta última. En esta etapa, me parece que para el SNTE la educación no era un fracaso.

El tercer y último momento lo sitúo en la alianza que establece el SNTE con el PAN-Gobierno y la creación de su propio partido. En este contexto y sobre todo en el sexenio del “presidente del empleo” (Calderón), me parece que la respuesta es otra. Con la firma de la Alianza, el SNTE acepta explícitamente que la educación básica es un fracaso y en apariencia asume que es necesario cambiar la actual dinámica laboral magisterial. Conociendo la forma de actuar de la cúpula sindical y su estrategia para acceder al poder público, no se puede creer nada de lo planteado en el papel, recuerdo por ejemplo cuando se publicitó la implementación de la carrera magisterial en el marco de la firma del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica, se decía que por fin el desempeño sería la única forma de mejorar el salario, pero sabemos en que quedo todo. La propia Elba Esther, cuestionaba que como era posible, que personal comisionado a las secciones sindicales participaran en este programa, o que vendieran plazas a cambio de favores sexuales, por supuesto la motivación de fondo era exhibir a los secretarios generales no leales a su grupo político y no tanto erradicar este estado de cosas, si esta fuera su intención, bastaría con exhibir los nombres, denunciarlos ante las autoridades públicas para fincarles responsabilidad y listo.

Me parece que históricamente el SNTE no ubica dentro de sus prioridades la mejora de la calidad educativa, como todo grupo en búsqueda del poder se acomoda a las nuevas circunstancias, cambia sus discursos, concede cosas, establece alianzas, asume costos, utiliza la propaganda, exhibe a sus opositores (por ejemplo la CNTE) como resistentes al cambio, pero todo, como una estrategia para perpetuarse como actor estratégico en el tablero de las decisiones políticas. Reconocer este hecho, no implica satanizar al SNTE, simplemente ubicarlo en el lugar que le corresponde, es más, al optar la cúpula por construir su propio partido político, acepta que sus días como actor privilegiado están contados, muchos verán hundirse este barco desde otro ya en marcha.