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sábado, 28 de febrero de 2009

Investigación III


Siguiendo la línea de discusión de los últimos artículos, en esta oportunidad plantearemos algunas evidencias que explican las razones que impiden a un maestro desarrollar procesos de innovación en las aulas, incorporando los nuevos conocimientos y avances en la tecnología y la técnica pedagógica.

Tres son las características que desde mi experiencia como servidor público presentan los maestros que incorporan innovaciones a sus prácticas: la primera, conciben a la labor docente como un compromiso social, es decir reconocen que la educación permite a los alumnos y sus familias mejorar las condiciones de su entorno. La segunda característica es que son capaces de ubicar vetas de información y formación, construyendo con ello posicionamientos ante los sucesos políticos, sociales y religiosos. La última que se observa es que son capaces de dialogar con otros pares, estableciendo de manera informal redes de colaboración o intercambio, espacios en los cuales comunican sus “éxitos” y reflexiones.

Es la ausencia de estas características lo que impide a un maestro hacer de cada día de trabajo en el aula una experiencia novedosa. Así, al no concebir a la educación como la construcción del futuro, la función docente se acota a la enseñanza de los contenidos que los planes y programas prescriben, lo que se traduce en la lógica de la economía de esfuerzos, en la no incorporación de nuevas fuentes y herramientas de información para actualizar y contextualizar el curriculum. Prácticas rutinarias y reproducción de las mismas pautas didácticas durante ciclos escolares, es un buen resumen de este estilo de docencia.

Por otro lado, incorporar a la práctica pedagógica los conocimientos que se van construyendo en los diversos campos científicos implica la inversión de tiempo y recursos financieros, cuestión que pocos docentes están dispuestos a realizar. En este sentido, se observa en los aquí llamados maestros innovadores, la inversión de recursos propios en la compra de periódicos, revistas, en la asistencia a congresos y foros, en el seguimientos de ciertos programas de radio y televisión, que es un primer nivel de diálogo con las realidades; un segundo nivel son los maestros que ya conciben estos medios, no solo como fuentes de información, sino también como vehículos de expresión, por ejemplo, se observa un aumento de los temas educativos en los espacios editoriales de medios impresos bajo la autoría de maestros de educación básica.

Finalmente un rasgo característicos de los maestros innovadores, es que han incorporado el Internet y la computadora a su práctica cotidiana, así por ejemplo puede observarse que cuentan con un correo electrónico, consultan páginas, participan en foros en línea, diseñan blogs, crean su “my space”, se inscriben en redes y comparten sus experiencias.

Concluyendo, me parece que lo que impide a un maestro desarrollar procesos de innovación en las aulas, es su postura ante la docencia en educación básica, lo que le impide aprovechar las nuevas vetas de oportunidad como el Internet, se observa en maestros con estas características una actitud de espera y exigencia para que la autoridad le proporcione todo lo que se le pide que aplique, por ejemplo, si se le pide utilizar el Internet en la aulas como un medio para buscar información, lo primero que hacen es pedir una computadora con conexión a Internet, regalada por supuesto, en caso de que se les diera la computadora con conexión, luego exigen se les capacite, cuestión que se vuelve una interminable cadena de peticiones, donde lo común es la actitud de tender la mano para recibir, pero sin dar nada a cambio. Los maestros aquí llamados innovadores han superado esta barrera, negociando de manera distinta los recursos, por ejemplo recurren a los ayuntamientos, a la asociaciones civiles, realizan actividades con padres, volviendo formativa las solicitudes de mejora, con lo cual se crean vínculos fuertes de identidad de la comunidad con sus centros educativos.

En el próximo artículo desarrollaremos los siguientes cuestionamientos: ¿qué ata de manos a los maestros para contextualizar el curriculum? ¿qué impide a un maestro dialogar con otro para aprovechar sus fortalezas? ¿por qué los maestros no somos capaces de leer las tendencias internacionales y nacionales y anticiparnos a los cambios? ¿por qué no somos capaces de “competir” con las nuevas reglas del juego que ondean ahora la bandera del enfoque educativo por competencias, sin renunciar a la aspiración de formar ciudadanos?

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