Criticar o no a la Alianza

El locutor de un noticiero matutino, cual profeta que se sabe detenta la verdad universal, condenó públicamente a los maestros que se oponen a los cambios y se atreven a salir a la calle a levantar la voz. Postura como la anterior, tanto en la prensa como en la televisión, son hoy lugar común, primero fue el concurso de plazas donde según la información proporcionada por la autoridad pública un gran porcentaje “reprobó” y donde el poder sindical culpó a las normales, luego fueron los resultados de la prueba ENLACE donde los avances fueron mínimos en primaria y secundaria, pero un desastre en el bachillerato, aunque no se dice que es el primer ejercicio de este tipo en este nivel educativo, es decir la línea de base.

Ahora bien, las exigencias hacia los maestros han aumentado, pero las condiciones donde desarrollan su labor, siguen siendo las mismas del siglo pasado; el discurso de las autoridades incorpora términos como políticas públicas, pero la cadena operativa sigue funcionando igual, el federalismo es un mito. Es decir no hay culpables claros del fracaso del sistema educativo nacional, no son los maestros, no son las autoridades, el PAN o el PRI ya que la calidad de la educación, como los niveles de violencia en el país, son un reflejo de nuestra sociedad.

Es claro entonces que las posturas simplistas ante el problema de la calidad de la educación, no ayudan a realizar un diagnóstico que oriente y exija a los tomadores de decisiones, una visión donde el centro del sistema educativo sea la formación de ciudadanos.

¿Qué implicaría analizar la educación como un problema público?, primero, preguntarnos si los intereses del sindicato nacional y su lidereza coinciden con la aspiración de una mejor educación o más bien se ubican en el plano de la lucha por la presidencia de la república y por ende la Alianza, maás que educativa, es una expresión del acuerdo político entre el PAN y el PANAL (SNTE). Segundo, valorar si el equipo de servidores públicos federales tiene una política educativa, lo cual implicaría un posicionamiento ante otros actores, como el sindicato.

En las próximas entregas tendremos algunos acercamientos a estos dos primeros cuestionamientos, mientras nuestra solidaridad con las escuelas normales.

Oswualdo Antonio González

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