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viernes, 3 de octubre de 2008

México, ¿Estado fallido?. 2 de 3


En el artículo pasado, hacíamos un recuento de los Agravios Colectivos visibles desde la educación básica, por supuesto que a ese listado podrían agregarse situaciones de otros sectores, como la ley del ISSSTE, la inseguridad, el intento de privatizar PEMEX, la muerte de periodistas, la discusión en torno al aborto, la impunidad de servidores públicos, el carpetazo al caso de los hijos de la expareja presidencial, Mouriño y sus negocios al amparo del servicio público, la Ley de radio y televisión, la paramilitarización de país, por mencionar algunas.

Pero como bien preguntaba un lector, de qué sirve organizar la memoria, mirar hacia atrás, si lo verdaderamente importante, la única certeza, es el hoy. Desde mi opinión, dos son las razones: la primera, hacer un listado de las situaciones problema que enfrenta el país, enmarcado en los doce indicadores que propone la Revista Foreign Policy para catalogar Estados fallidos, nos permite tener una visión integral del hoy (entendiéndolo como pasado que está ocurriendo) y, desde esa perspectiva construir escenarios, es decir una función predictiva y, la segunda, una función activa, de intervención, que implica que conociendo los síntomas de un problema, decidimos actuar, pero guíados por criterios como la fuerza articuladora de la acción o la pertinencia política de la estrategia. No es pues ocioso hacer este listado.

Analicemos ahora, como esta México en cuanto a los indicadores: Servicios públicos, Desarrollo desigual y Élites divididas, quedando pendiente ocho indicadores.

Se considera un Servicio público, aquel que proporciona el Estado para satisfacer las necesidades de los ciudadanos. Nos detendremos en la educación básica, que tal como se puntualiza en el artículo 10 de la Ley General de la Educación, “la educación que imparta el Estado se considerará como un servicio público”. Este servicio, en lo particular, está en crisis, no en transición, ya que esto último implicaría reconocer que se está pasando de un punto a otro, la crisis implica un no rumbo, un actuar por ocurrencias. Veamos, se inicia una Reforma Integral, pero solo se tocan aspectos de contenido, no cuestiones estructurales; se plantea un cambio de enfoque hacia las “competencias”, pero solo a nivel de discurso, todo sigue igual o peor, la actualización es una confusión, los materiales de apoyo al aula se elaboran desde la misma lógica, la evaluación y la acreditación se plantean igual, no queda clara la articulación con la educación especial o la educación física; el equipamiento de las aulas, una promesa; el acceso a la sociedad del conocimiento, un mito; la educación centrada en el alumno sigue siendo opacada por el número de alumnos y la excesiva cantidad de contenidos y, el incentivo a los maestros por desempeño, por el alcance de estándares nacionales en el aprendizaje, se ve como una cuestión imposible. Así pues, en cuanto a rumbo y contenido este servicio (educación básica) es un desastre, ya que la Reforma planteada, no se basa en los resultados de evaluaciones que permitan detectar avances y áreas de mejora derivados del modelo anterior, parte del supuesto que nada sirvió, moviéndose por moda, más que por una real intención de mejora institucional. Si al problema de rumbo pedagógico, le agregamos que se firma una Alianza para cobijar estas decisiones con una fuerza corporativa, más que por argumentos institucionales, la cuestión se vuelve compleja, ya que algo que debe dirimirse en el ámbito educativo se traslada al campo político-electoral.

Ahora bien, en cuanto a otros servicios que permitan que los mexicanos se desarrollen de manera armónica, como el agua potable, el drenaje, la alimentación, la vivienda o el esparcimiento cultural, pasan en la prioridad del gobierno federal a un segundo plano, ya que al colocar en la agenda y por consiguiente en el presupuesto, la guerra contra el crimen organizado, lo único básico es la conservación de la vida propia y de los cercanos.

En relación con el indicador “Desarrollo desigual”, la situación es preocupante ya que es común hablar de que los estados del norte son prósperos y los del sur “flojos”, por tener todo con solo estirar la mano, cuestión discutible, ya que el determinismo geográfico, es cuestionable. Lo que es un hecho es que la invasión de mexicanos ilegales a los Estados Unidos de Norteamérica es fuerte y los ingresos del país por conceptos de remesas, ocupa los primeros lugares, si a esto le agregamos que la crisis financiera de nuestros vecinos del norte, implicará que muchos mexicanos reingresen al país, al cerrarse las fuentes de empleo allá, entonces si hay que preocuparnos, ya que esta situación no se resuelve con declaraciones del Secretario del trabajo, en el sentido de que México esta preparado para darles empleo a todos los que regresen, ya que como opinan los diputados de su mismo partido, ha sido incapaz de crear los empleos para los que se quedaron, es más, para hacer realidad el lema de que Calderón sería el Presidente del empleo. Así pues, en cuanto a desarrollo es preocupante la crisis que se avecina, al colapsar el Modelo de mercado y con ella las recomendaciones derivadas del Consenso de Washington.

En lo que se refiere a las “Élites divididas”, me parece que por la coyuntura electoral y la crispación social están velando armas, se muestra una aparente calma que seguramente explotará al arrancar de manera formal el proceso federal, no se puede olvidar que la industria de la Radio y la Televisión tiene cuentas pendientes con algunos diputados, o las tensas negociaciones entre Carlos Slim y los empresarios de la Televisión de paga. Otras cuentas pendientes, son entre la Iglesia católica y un ala del PRD, entre Telcel y Movistar, entre los Chuchistas y los Obradoristas y, entre los panistas dogmáticos y los modernos. En lo general, me parece que en cuanto a este indicador las cosas están controladas, en nuestro sistema democrático, las “élites” se acomodan a cualquier sigla partidista y le apuestan a más de un candidato y antes de poner en riesgo su estabilidad, prefieren acordar.

El próximo sábado continuaremos con la caracterización de los otros ocho indicadores propuestos por la Revista Foreign Policy.

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