Investigación I

Una añeja discusión en el campo académico es el papel de la investigación en la construcción de conocimientos. Algunos consideran que la única forma de conocer es mediante la aplicación del método científico, otros por el contrario, argumentan que también existe la posibilidad de vías alternativas para llegar a conocer. Así, se ha creado una amplia tipología de uno y otro lado, llegándose a hablar de conocimientos, saberes y creencias, por mencionar las categorías más conocidas.

Se ha dividido a la investigación en “básica”, que es aquella que produce conocimiento inédito; en “aplicada”, que algunos denominan tecnología y en “técnica”, que es la traducción del conocimiento en una nueva forma de hacer las cosas, caracterizada como método.

Hoy sabemos, que la producción y construcción de conocimientos no es lineal, es producto de “revoluciones”, que al igual que en el campo político existen grupos de poder que intentan adjudicarse la verdad y que las fechas de caducidad de los llamados “conocimientos” son cada vez de menor tiempo.

En este amplio espectro de discusión, argumentaremos en los siguientes artículos la posibilidad de que los maestros de educación básica en servicio y en formación inicial (estudiantes de las normales), construyan mediante la investigación conocimientos de su objeto de trabajo, que no es otro que la formación de ciudadanos. Pareciera una cuestión menor, pero no lo es, ya que existe una concepción dominante tanto en las normales como en la estructura operativa del sistema educativo, que la función del maestro es “enseñar”, es decir lograr que los niños y jóvenes “adquieran” un conocimiento ya “hecho” y validado por la “sociedad”. La realidad demuestra que esta visión simplista de la educación y la formación de maestros ha creado las condiciones para que en el país se reproduzcan realidades no deseables y se mantengan prácticas ya demostradas como ineficientes.

Un primer supuesto ya aceptado por la mayoría de los profesionales de la educación, es que es imposible concebirla sólo como “entrenamiento”. Freire, magistralmente dibujó que la educación no es una transacción bancaria, otros autores, han demostrado que el contexto influye en los procesos cognitivos y que el maestro es un actor fundamental en la formación del nuevo ciudadano, imposible de sustituir por un programa de cómputo.

Si la teoría ha demostrado que la educación puede hacer realidad la posibilidad de formar mejores ciudadanos, ¿Por qué esto no ha sucedido? ¿Qué impide a un maestro desarrollar procesos de innovación en las aulas, incorporando los nuevos conocimientos y avances en la tecnología y la técnica pedagógica? ¿Qué ata de manos a los maestros para contextualizar el curriculum? ¿Qué impide a un maestro dialogar con otro para aprovechar sus fortalezas? ¿Por qué los maestros no somos capaces de leer las tendencias internacionales y nacionales y anticiparnos a los cambios? ¿Por qué no somos capaces de “competir” con las nuevas reglas del juego que ondean ahora la bandera del enfoque educativo por competencias, sin renunciar a la aspiración de formar ciudadanos? La investigación en educación básica, es una respuesta a estas y otras interrogantes, las cuales iremos desmontando una a una para demostrar en palabras y con ejemplos que es posible que la educación básica rompa la inercia de ser únicamente reproductora de recetas.