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jueves, 4 de septiembre de 2008

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Deliberación de lo público
La agenda gubernamental: la prueba de la democracia.
Si aceptamos la afirmación hecha en la entrega del pasado jueves de que las agendas públicas son el termómetro de la arena política, entonces tenemos que admitir que las agendas gubernamentales son el purgatorio de la democracia. Las agendas gubernamentales son el proceso mediante el cual el equipo visible elegido por el voto popular, junto con sus patrocinadores y redes de poder, definen los temas objetos de su interés, a los cuales atenderán mediante la movilización de recursos públicos (dinero, tiempo, organización, poder político, etcétera). Al igual que la agenda pública, ésta no es visible, no es el Plan Nacional de Desarrollo, en tanto documento, son negociaciones con acuerdos temporales, luchas encarnizadas al interior de los grupos de poder que llegan al gobierno y que buscan sacar provecho de su inversión en el candidato.Los temas objeto de interés de las autoridades públicas pueden ser retomadas de la agenda pública o bien ser colocadas en ella por el equipo de gobierno a modo de necesidades, para justificar la inversión de recursos; por ejemplo, se puede afirmar que es importante construir un “nuevo” aeropuerto en determinado lugar, planteando argumentos técnicos, pero sin hacer explícitas las implicaciones económicas, tales como los beneficios para un grupo de poder, o rescatar un banco y luego venderlo a un “amigo”, mediante procesos amañados.La agenda gubernamental está vinculada a problemas, prioridades y decisiones; no todas las situaciones ubicadas en la agenda pública devienen problemas gubernamentales, los problemas de agendas públicas y de gobierno no se corresponden necesariamente.Teóricamente existen dos condiciones para que el gobierno adopte un asunto: primero tiene que existir la percepción pública de que es una responsabilidad gubernamental actuar y, segundo, el equipo de gobierno debe tener respuestas tentativas antes de abordarlo. Ahora bien, dejando de lado la teoría, el ingreso de problemas y situaciones a la agenda gubernamental se define, en el caso mexicano, en términos políticos y económicos antes que técnicos.Es pues, en la construcción de la agenda donde se definen los perfiles de los gobiernos, no en las campañas en busca del voto, aunque impliquen la firma ante notario de las promesas (llamadas ahora compromisos); es el pago de facturas lo que define qué tanto el público ciudadano está representado en los gobiernos legalmente constituidos. Lo anterior es un problema político fundamental en México, es decir, cuántos de los que salimos a votar por un presidente municipal, diputado, senador, gobernador o presidente de la República, en este momento tenemos la percepción de que sus acciones son para beneficiarnos y no para beneficiar a uno cuantos. Se puede afirmar que en este momento en México es prácticamente imposible que los electores incidan en el ejercicio del poder –para ampliar esta discusión recomiendo la lectura de la conferencia dictada por José Saramago (Premio de Nóbel de Literatura) en la Cátedra Alfonso Reyes, y publicado con el título “El nombre y la cosa”, mas adelante compartiremos algunos impresiones de la misma–, lo que interesa puntualizar, como lo hace el autor de Un ensayo sobre la ceguera, es que en la democracia el ciudadano tiene el poder en un momento efímero (la hora de tachar una boleta), posterior a la introducción de la misma en la urna, su poder de gobernar(se) lo delega en un representante, el cual no está obligado a entablar canales de comunicación para actualizar los intereses de sus representados, más allá de una cuestión ética o de interés por participar en el siguiente peldaño del poder instituido, en lo cual se basan los partidarios de la reelección inmediata de servidores públicos. El elegido por las mayorías gobierna, no el ciudadano, por ende los intereses que defiende y representa no son los de sus electores, en la mayoría de los casos son los de sus patrocinadores. Así, en nuestra caótica democracia tenemos autoridades legales, con legitimidades cuestionadas; democracia electoral (incipiente), pero no democracia de gobierno; un Estado de leyes pero no gobierno de políticas; árbitros instituidos (IFE) sin capacidad de sanción y actores de la arena pública (televisoras) con poder de enjuiciamiento y linchamiento. Todo esto podría sintetizarse con la pregunta ¿qué gobierna el gobierno?, ya que como se ha comprobado en el auge de la tortilla y la crisis de los salarios, las variables de control están en otras manos, en intereses privados asociados a intereses trasnacionales, los cuales fácilmente compran franquicias partidistas.Ahora bien, algunas de las maneras de desmontar las agendas gubernamentales y por ende a los grupos de poder que cada periodo electoral nos invaden con sus productos, es mediante el análisis de políticas y el empuje en la agenda pública de la necesidad de crear contrapesos a las concentraciones de poder, denominado por algunos autores como “atomización del poder”, lo que implica la acotación del tablero de juego de los actores públicos y de su capacidad de jugar estratégicamente. Así, ante el problema de la continuidad en las políticas, se pueden crear otras figuras de poder con periodos mayores a seis años y con mecanismos de renovación de sus cuadros directivos que impliquen el consenso de diversos actores instituidos.La batalla de los ciudadanos por gobernarse no esta pérdida, por supuesto que es un camino peligroso, como lo demuestra el primer lugar que ocupa México en la muerte de periodistas entre los países que no se encuentran en situación de guerra, aunque esto es relativo, basta ver el número de ejecutados en esta semana por el crimen organizado en aquellos entidades donde el poder del Estado se está manifestando; si estamos en situación de guerra o no, de colombianización de algunos corredores nacionales o no, no es cuestión de declaraciones pomposas, es cuestión de hechos.Hasta el momento en estos cuatro artículos hemos analizado dos categorías: las agendas públicas y la agendas gubernamentales. En la próxima entrega construiremos algunos ejemplos de problemáticas o situaciones ubicadas en la agenda del Gobierno Federal, con lo cual habremos de delinear lo que más adelante denominaremos las disyuntivas de las acciones de gobierno: políticas públicas o políticas gubernamentales, para lo cual nos apoyaremos en los análisis de tipo predecisional y posdecisional.
Nos leemos en este espacio el próximo jueves. Pd.
Saludos afectuosos al equipo de Sin recreo y a la familia Cancela.
Para comentarios y sugerencias enviar correo a: oswualdoa@yahoo.com.mx

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