Normales

Las normales del país como instituciones responsables de la formación inicial de maestros de educación básica se encuentran en el ojo del huracán, debido en gran parte, al ataque frontal de Elba Esther Gordillo al culparlas de los malos resultados que obtienen sus egresados en los exámenes nacionales para la obtención de plazas. En este artículo bosquejaremos algunos escenarios de esta institución, pilar de la educación pública mexicana a partir de las evidencias y confluencias de intereses en el presente.

Veamos algunas evidencias del presente que condicionaran el futuro de las escuelas normales: la primera de ellas, es su incapacidad para participar en el diseño e implementación de la política de educación básica y de manera específica en el contenido de las reformas curriculares que son el objeto de estudio en sus aulas; segunda, su actitud reactiva y no de vanguardia, que en el caso de la Alianza por la Calidad de la Educación ha implicado una postura de resistencia, la cual, hasta el momento, no se ha traducido en una propuesta alternativa y tercera evidencia, la inamovilidad en la producción de conocimientos, en áreas concretas como didáctica, evaluación o planeación por mencionar algunos tópicos y, cuarta la falta de proyectos compartidos con la estructura de educación básica y las universidades, lo que permitiría que maestros y estudiantes contaran con información de primera mano y la incorporaran de manera inmediata en sus rutas de formación.

Con estas evidencias un primer escenario que se puede bosquejar, es el de las normales funcionando como una facultad de Universidad, con un tronco común de Educación Básica y con líneas de especialización en preescolar, primaria o secundaria, especial o física. En este escenario el diseño curricular estará organizado por créditos y sustentado en un enfoque de competencias. Lógicamente se accederá a las “plazas-contratos” por concurso abierto nacional.


Un segundo escenario, es la reducción gradual pero sostenida de la matrícula de las normales, que obligará a su personal y organizaciones sindicales a negociar antes que el rumbo de la formación inicial de maestros, sus plazas laborales.

Un tercer escenario, es que las normales y las universidades pedagógicas establecen una alianza nacional académica para diversificar su oferta y con ello empezar a competir en el mercado de la formación continua y la certificación de maestros en servicio. De no hacerlo, tendrán un destino similar al de las normales rurales, donde cada uno estableció su agenda de defensa y el resultado es su desaparición acelerada.

Un cuarto escenario es que las normales incorporan la educación a distancia a sus procesos cotidianos, posibilitando la formación en escenarios reales de trabajo, sin necesidad de ubicarse en las cuatro paredes de las aulas. Ésta plataforma posibilitaría que se abrieran líneas de investigación y de formación hacia directivos y hacia tomadores de decisiones en el campo educativo institucional. Con un esquema de este tipo, se podrían establecer los vínculos con la alfabetización de adultos y en lo general con la alfabetización tecnológica de la sociedad mexicana. Con esta política, las normales serían un actor indispensable en la construcción de México, y no un lastre histórico de épocas doradas, como lo conciben hoy muchos servidores públicos federales y sindicales.

Los escenarios como herramienta analítica nos proporcionan posibilidades de futuro, pero su concreción depende de la acción prospectiva de los actores involucrados, las normales están a tiempo de construir su futuro, de no hacerlo, serán otros los que decidan su destino.