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sábado, 29 de agosto de 2009

Entre el clientelismo y la meritocracia


Fecha de publicación en Excélsior: 19-Ago-2009

Todo el mundo sabe que en Michoacán y Oaxaca no hubo examen: debido a la militancia de los dirigentes de las secciones sindicales, las autoridades no aceptaron la ACE. En Oaxaca, además, la rivalidad entre el gobernador Ulises Ruiz y Elba Esther Gordillo también influyó en el rechazo.

El 16 de agosto se realizó el segundo Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes, la parte medular del Concurso para la Asignación de Plazas Docentes. Este es, quizás, el único punto que vale la pena de la Alianza por la Calidad de la Educación que signó el gobierno federal con el SNTE y que, según opiniones de colegas optimistas, puede marcar un hito en la política educativa. Tal vez. Pero, a fe mía, existen más razones para el desaliento. Ni siquiera veo el vaso a medio llenar.

De acuerdo, el examen contiene las semillas de normas meritocráticas, pero estoy convencidode que las reglas clientelistas que han dominado los métodos de contratación y promoción de los trabajadores de la educación no las dejarán germinar. Esta vez las trampas se dieron antes, a pesar de la participación de Transparencia Mexicana, así como la cooperación de organizaciones no gubernamentales y asociaciones de padres de familia, que vigilaron que no hubiera chapuzas en la administración del examen. Las reglas del juego político, donde el SNTE es la fuerza dominante, hicieron recular a la SEP y a los gobiernos de los estados. El sindicato escamoteó miles de plazas mediante el truco de no sujetarlas al Concurso: las asignarán (o ya lo hicieron) por medio de la venta o herencia, esos hábitos clientelares.

Todo el mundo sabe que en Michoacán y Oaxaca no hubo examen: debido a la militancia de los dirigentes de las secciones sindicales, las autoridades no aceptaron la ACE. En Oaxaca, además, la rivalidad entre el gobernador Ulises Ruiz y Elba Esther Gordillo también influyó en el rechazo. Parece que la SEP acepta con humildad ese hecho y lo publica. Pero se cuida de mencionar que secciones completas del SNTE y las autoridades respectivas en esos estados, tampoco entraron al concurso. Vaya, hasta el gobernador de Coahuila, que al decir de muchos le debe su carrera a la señora Gordillo, evitó el concurso, lo mismo que las secciones locales del SNTE en San Luis Potosí, Zacatecas, Nayarit y Durango. Además, la Sección 9, la que agrupa a los maestros de preescolar y primaria del Distrito Federal, se reservó un montón de plazas. Sin embargo, todas entrarán en la contabilidad a partir de este ciclo escolar, pero sin concurso. Los métodos deshonestos tradicionales le ganaron la partida a la meritocracia, las reglas no son parejas.
Quienes ven el vaso medio lleno encuentran explicaciones para justificar la exclusión de Oaxaca y Michoacán: el conflicto permanente. Pero en la mayoría de las otras secciones que se descartaron, los líderes son fieles a la señora Gordillo, algunos hasta de su camarilla cercana. Y no faltará quien diga que ella no lo sabe, que esos dirigentes le jugaron chueco, y tratarán de minimizar el punto. Para mí que es ella quien le juega rudo al presidente Calderón. Le firmó la ACE, salió en la prensa, se cubrió con un manto de buena conducta, mas en los hechos retrasa las negociaciones con la SEP, le sangra plazas y sostiene al clientelismo, aunque asegure que no.

También me extraña que organismos civiles, como Suma por la Educación y Mexicanos Primero, se vayan con la finta. Cierto, la realización del examen no presentó graves conflictos, participó más de 94% de quienes se inscribieron y las quejas fueron mínimas (aunque la desconfianza persiste). Empero, mi colega en Excélsior, Lilian Hernández, documentó el domingo, el mismo día del Concurso, cómo, entre el 14 de julio (fecha en que se dio el banderazo de salida y la SEP anunció 11 mil 845 plazas a concurso para secundaria) y el 27 del mismo mes (cuando se publicó la convocatoria), sólo se sujetaron a examen cinco mil 530. Sin explicación de por medio, desaparecieron seis mil 315 plazas. No obstante, esas organizaciones no otorgan un voto en blanco. Proponen un asunto interesante: exigen contar con un padrón nacional único y actualizado de los maestros y sus plazas. Además, demandan que el Concurso deje de ser por acuerdo de cúpulas burocráticas (lo de burocráticas es mío) y se convierta en norma y obligación de las autoridades.

No me parece mal, nada más que en el camino se tendría que desmantelar la fábula de que la educación se gobierna mediante el federalismo educativo. El centralismo del sistema está en la médula: la SEP, pero más el SNTE, están aquí para confirmarlo.

En síntesis, contra las expectativas alegres, veo más fallas que aciertos en el Concurso. Es producto de un pacto donde una de las partes no cumple y la otra se resigna, las normas son laxas; los organismos creados, débiles o ficticios (como el Órgano de Evaluación Independiente con Carácter Federalista), y no vislumbro que el examen se institucionalice, no al menos en este gobierno. Parece que la cuna, las palancas y las relaciones cliente-patrón desbarrancan a la meritocracia.

Retazos
A mi amigo, colega y ex compañero en estas páginas, Axel Didriksson, le deseo ventura en sus nuevos proyectos. Sé que recorrerá más de prisa los caminos de la vida.

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