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sábado, 12 de septiembre de 2009

Competencias: las confusiones

Escrito por:
Oswualdo Antonio González

La actual reforma del sistema de educación básica en México está permeado por lo que genéricamente se ha denominado enfoque didáctico por competencias, con el cual se promueve un sentido utilitario del aprendizaje. Así, se concibe a la calidad de la educación como el grado en que los alumnos ponen en juego lo aprendido para resolver problemas hipotéticos, los cuales supuestamente se encontrarán en la vida. Un buen alumno, desde esta perspectiva, es aquel que es capaz de demostrar que puede movilizar lo aprendido en situaciones tipo, denominadas “Proyectos”. En síntesis, la educación se reduce a un entrenamiento complejo para la inserción social-laboral de las nuevas generaciones.

Este cambio de perspectiva en el diseño curricular de la educación básica, rompe con una línea de política pública que se venía gestando desde 1992, con la firma del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica y que había permitido que los cambios no se originaran para responder a modas sexenales.

La argumentación institucional que las autoridades públicas federales esgrimen en el caso de la reforma de la educación primaria, desnuda la vulnerabilidad teórica y práctica de este diseño curricular y alerta sobre la posibilidad real de su cancelación al finalizar este sexenio. Planteo un ejemplo de la debilidad del marco justificatorio de esta decisión gubernamental, aunque por supuesto existen otros indicadores ubicados en la definición de los fines de la educación básica, el modelo didáctico, la evaluación de los aprendizajes y la acreditación que también podrían ser abordados para demostrar lo caótico de este modelo. Se plantea en los cursos para los maestros en servicio, que se cambia el enfoque pedagógico constructivista a uno centrado en competencias por que la realidad se ha vuelto compleja (se menciona a las tecnologías de la comunicación o la llamada sociedad del conocimiento –aunque su tratamiento se reduce a la sociedad de la información-, como ejemplos de este hecho) e incluso que los modelos educativos mundiales están tendiendo y reconociendo a éste como el modelo ideal y México no puede quedarse fuera de esta inercia. Lo que no se dice en estos cursos, es que el modelo centrado en competencias se empieza a aplicar en la educación superior para responder al problema de la relación entre formación universitaria o tecnológica con el mercado laboral. Se planteó ante este problema de vinculación que los empleadores potenciales de los egresados de las distintas licenciaturas o ingenierías deberían participar en el diseño de los perfiles de egreso y por tanto reconfigurar el sentido de las prácticas profesionales o de los denominados servicios sociales, lo cual es lógico.

En educación básica, una debilidad argumentativa al plantear el cambio a un modelo centrado en competencias, es que se concibe al “empleador” de los egresados de educación básica, como el mundo, el cual es caracterizado como un mercado competitivo y complejo. Por tanto los perfiles de egreso intentan responder a los requerimientos que plantea este gran empleador (el mercado), olvidando que la educación básica debe proporcionar a las nuevas generaciones elementos para dialogar con las realidades, concibiéndolas no como cuestiones dadas, sino como resultado de las acciones del hombre. Desde el enfoque didáctico por competencias, no se adquieren los códigos formales de comunicación y de interpretación del mundo para apropiarse de él, sino para insertarse a lo dado y poder competir, tampoco se crea un posicionamiento ante el mundo que permita a las nuevas generaciones soñar y construir realidades alternativas.

Ante este caos, la esperanza para formar generaciones de mexicanos capaces de transformar la realidad lacerante que nos ha tocado vivir, descansa en los maestros de grupo, apoyos técnicos, supervisores y jefes de sector, quienes pueden agregarle a este diseño curricular reduccionista, elementos críticos para mirar a las realidades con sentido de futuro. Por ejemplo, no es válido ver a la pobreza como algo natural o como producto de realidades o tendencias internacionales, es necesario puntualizar en clases, que es consecuencia de la avaricia y corrupción de personajes con nombres y apellidos, de alianzas perfectamente identificadas, por tanto no tendríamos que “alcanzar competencias” para no ser pobres, sino para analizar este hecho como algo indeseable y comprometernos en nuestros grupos a diseñar líneas de acción alternativas. Así, la escuela debe ayudarnos a los padres de familia a responder preguntas, como la que ayer me planteó mi hija de primer grado de primaria, al escuchar una conversación de familia ¿Qué son los impuestos? ¿Qué tiene de malo que los aumenten? ¿No es para apoyar a los pobres?
Aunque también otra solución sería, como nos lo recomendó un expresidente, no leer los diarios, no ver noticieros y dejar que nuestros hijos sólo vean Ben10, La Isla del drama, Pucca, Naruto o el Avatar.

5 comentarios:

  1. En verdad es preocupante el manejo vertical y demagógico de la reforma a la educ. básica, el año pasado iniciaron piloteando en algunas primarias el turno corrido sin trabajar un consenso, este ciclo inician la primera semana de clases de 1o. y 6o. con curso a sus docentes, para que conocieran los libros y programa a aplicar en dos días más. Mucha "planeaciòn"?...en base a què intereses nacen decenas de escuelas privadas, y las escuelas pùblicas se ven como segunda o tercera opción, hacia donde se orienta la educación en competencias?...dependerá de nosotros los del trabajo frente a grupo, del valor que le demos a nuestro importante trabajo, del amor a nuestra tarea, del respeto a nuestros alumnos...así la sociedad de nuestro país nos dará su respeto y apoyo, o nos pasará la factura.

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  2. Poco se conoce del proceso que se está realizando (si es que se está realizando) en la reforma de educación básica. La opacidad con la que acostumbra trabajar la SEP es su peor enemigo debido a que no existe comprensión de los cambios.

    Me parece que la postura de Michael Fullan en su libro El cambio educativo es correcta. El problema del cambio escolar es comprender el significado del cambio, mientras no se pueda discutir de una forma más abierta y democrática los cambios estarán sujetos a sospecha y resistencia; aunque el cambio sea necesario. ¿Quizá las competencias escolares sean un error? ¿Quizá funcionen? Pero eso no lo sabemos porque no entendemos que se está cambiando realmente.

    Un saludo

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  3. Oswaldo:
    Una precisión teórica: En tu artículo contra la reforma educativa basada en competencias dijiste:
    "...no es válido ver a la pobreza como algo natural o como producto de realidades o tendencias internacionales, es necesario puntualizar en clases, que es consecuencia de la avaricia y corrupción de personajes con nombres y apellidos, de alianzas perfectamente identificadas, por tanto no tendríamos que “alcanzar competencias” para no ser pobres, sino para analizar este hecho como algo indeseable y comprometernos en nuestros grupos a diseñar líneas de acción alternativas..."
    Digo que no se trata de personajes corruptos ni de alianzas inconfesables, se trata de que vivimos un mundo capitalista, cuya taza de ganancia está dada entre los que son dueños solamente de sus brazos (los empleados como obreros), y los que detentan el capital que saben invertir para superexplotar esa mano de obra. Un capital que -aparece hoy sin cara y sin brazos, sin país- pero que en sociología me dijeron que se llamaban capitalistas, en sus diferentes clasificaciones.Los políticos, esos son solamente sus operarios ejecutivos que bailan al son que se le toque. Y la educación basado en competencias no trata más que de seguir moldeando la conciencia y la eficacia productiva de las nuevas generaciones para que sigan siendo dúctiles ante los cambios de tecnología y ante los cambios de sociedad, que cada día aprieta a los que menos tienen y ensancha la oportunidad de goce para las minorías, dueños del capital, incluído sus sirvientes, los políticos. Entre aceptar los propósitos de esta nueva modalidad educativa y rechazarla, está la alternativa para quienes pudieran visualizar lo que tú aquí prefiguras. Y recuerdo: toda educación por el mero hechode serlo conlleva un problema político. Su dilucidación no está completa si no se aborda como una situación política.SAMUEL PEREZ GARCIA

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  4. Como A.T.P., me sumé al establecimiento de las actividades encaminadas al diplomado con el que da inicio el ciclo escolar 2009. Con pesar, advierto que el desapego al compromiso docente sigue aumentando, que la ignorancia cunde; que casi el 70% de los profesores lee media página al día o la medio lee.

    La crisis es total, los alumnos con 10 de calificación en la asignatura de español muchas veces son incapaces de hablar en público, de conversar en una mesa de debates o escribir quince líneas (tres párrafos de cinco líneas) acerca de un tema simple como "LOS ANIMALES SALVAJES".

    Somos hijos de una praxis social basada en la cotidianeidad, los albures, los programas de televisión absurdos y los noticieros diarios (NOTICIARIOS) faltos de verdad y de compromiso.

    Estoy de acuerdo en que la única posibilidad de conocimiento es la palabra escrita. Que se debe llevar la cultura de la lectura a esas grandes masas de población, que tienen hambre en todos los aspectos: hambre por saber y porque no se les siga engañando.

    La población de un país en donde se lee, despertará, para forjarse otra historia.

    Yamir Castilla Castañeda
    http://yamircastillarticulos.blogspot.com/

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  5. Coincido en el aspecto en que una vez más, los intereses ocultos utilizan la educación de masas para capacitar -hoy desde niños- a los trabajadores dependientes que con su esfuerzo acrecienten los grandes capitales; en lo que se advierte descaradamente una diferencia diametral: millones de pobres y escasos archi ricos.
    Pero el punto a tratar tal vez sea otro: ¿como enseñantes (maestros, profesores) vamos a participar ciegamente en esta tendencia que hoy se impone? Pareciera que sí. Somos muestra de que hay un patrón que paga y un empleado que hace lo que se le pida, en correspondencia al salario recibido. Además se nos está capacitando en lo que tenemos que hacer.
    Sin embargo, aún tenemos tiempo para reflexionar sobre nuestra tarea: somos forjadores de seres humanos con ideales, con derechos, con deberes, con valores, con potencialidades; eso es lo que nos toca desarrollar, para que en el futuro, en el momento necesario, el joven o ciudadano perfile su destino.

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