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sábado, 10 de octubre de 2009

Evaluación e Investigación

Escrito por:
Oswualdo Antonio González

Siguiendo con la línea temática de la semana pasada, en este artículo plantearemos argumentos para sostener que la llamada investigación-evaluativa es una denominación inapropiada para referirnos a una forma de construir conocimientos a nivel de posgrados en educación.

La investigación, es un campo consolidado a nivel mundial para explicar, comprender, transformar e intervenir sobre las realidades; se considera una vía válida para construir conocimientos. Por ello, los posgrados plantean como un rasgo de sus egresados el saber hacer investigación, es decir, que sean capaces de poner en duda lo existente, se planteen preguntas e intervengan sobre lo cotidiano con miradas innovadoras. El supuesto es, que mientras existan más miradas especializadas sobre las realidades, el conocimiento se amplía y por tanto las intervenciones sobre ellas se hacen manera más focalizada y efectiva. Un error, de muchos posgrados, es que acotan la investigación al estudio y manejo de un enfoque de investigación, incluso aún sobreviven discusiones acerca de lo cualitativo y cuantitativo, lo positivista o lo hermenéutico, reduciendo con ello la formación, al aprendizaje de un método de acercamiento a las realidades.

Ante este hecho, me parece, los posgrados podrían plantearse dos perfiles institucionales: el primero posgrados de amplio espectro, por ejemplo, maestrías en educación, en educación básica, en educación superior, en investigación, es decir en amplios campos de conocimientos, donde la línea formativa en investigación, proporcionaría un amplío conocimiento de los métodos de acercamiento a las realidades y al final, a partir del interés del investigador en formación, se seleccionaría una parcela de realidad para explicarla, comprenderla o modificarla y junto con ello el mejor método para lograrlo. Un problema de este planteamiento es la falta de especialistas suficientes para asesorar estudios desde diversas perspectivas teóricas y metodológicas. El segundo perfil, tiene que ver con el planteamiento de posgrados de especialización, es decir que en sus convocatorias se definan los campos de conocimientos y los métodos en los que forman, esto en la práctica ya se hace en algunos posgrados, por ejemplo, podrían ofertarse maestrías en Análisis político del discurso educativo o bien maestrías con líneas de especialización predefinidas.

Además de estos problemas propios de la investigación y la formación de cuadros de especialistas, desde la década pasada se han consolidado campos alternativos de construcción de conocimientos, que empiezan a pelear su lugar en esta arena.

Uno de esos campos es la evaluación, el cual ya puede considerarse como consolidado, tanto en sus herramientas metodológicas como en sus diversos enfoques teóricos. Así, al revisar su genealogía, encontramos que desde la década de 1940, empiezan a surgir los primeros esfuerzos por definir esta perspectiva de acercamiento a las realidades, que pretendía emitir juicios acerca de determinados objetos y situaciones. Incluso la investigación, atendiendo al fortalecimiento de este campo acuño el término investigación-evaluativa, poniendo el acento en estudios que buscaban emitir juicios o calificar determinados objetos. Poco a poco los estudios evaluativos fueron construyendo sus propios marcos conceptuales y metodológicos al grado que en la actualidad, ya es inapropiado hablar de investigación-evaluativa, se enuncian ahora como campos separados: la investigación y la evaluación. Algunas evidencias de la consolidación del campo de la evaluación son: la creación de institutos especializados, el surgimiento de organizaciones internacionales que tienen a la evaluación como su objeto, la producción de bibliografía, la celebración de congresos y la oferta de especialidades, maestrías y doctorados en este campo.

Al igual que la evaluación, otros campos empiezan a pelear su espacio como herramientas de acercamiento a las realidades educativas, por ejemplo, él enfoque de políticas. Sin duda, ante la complejidad de las realidades, las herramientas para intervenir sobre ellas también habrán de especializarse.

6 comentarios:

  1. ME GUSTO SU ARTICULO MAESTRO

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  2. Gracias maestro Cristino...

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  3. Margarita Moreno Azamar13 de octubre de 2009, 16:51

    El artículo es interesante y te felicito Oswualdo por promover este tipo de discusiones académicas, sin embargo, aunque coincido en muchos de los puntos que tocas en el mismo, considero que es muy tajante expresar que resulta inapropiado hablar de investigación-evaluativa. Efectivamente pueden son campos separados, pero también es cierto que este tipo de investigación se sigue realizando incluso por los organismos especializados como el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), porque es una forma de investigación aplicada que intenta determinar el valor de programas educativos y en la medida que este proceso es controlado y sistemático es una importante herramienta para la toma de decisiones en el sistema educativo.

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  4. El diseño y desarrollo de una Propuesta de Intervención Educativa(PIE),implica diversidad de recursos y competencias intelectuales, teóricas y metodológicas (formas de enseñar, de aprender, contexto donde se desplegará, diario de campo del docente...) por parte del sujeto que la construye: dominio, no sólo de los contenidos de aprendizaje a favorecer en el alumnado, sino que además,contar con un amplio bagaje de saberes en cuanto a los procesos de planeación y evaluación; al igual que didácticos, creatividad e innovación para elegir aquellos medidadores -formales y no formales- que favorezcan -fuera y dentro del espacio áulico- aprendizajes significativos en las y los educandos de cualquier nivel educativo.
    De ahí que concuerde con el Mtro. Reynaldo Castillo Aguilar, en cuanto a que el promover este tipo de estudios como alternativa para obtener un grado académcio -que implican necesariamente procedimientos de monitoreo, seguimiento y evaluación en las etapas de la operación de los procesos educativos -antes, durante y después del despliegue de la misma propuesta-.
    Sin embargo los docentes, por un lado, no han sido formados desde la perspectiva de la investigación-acción y lo cual sería un parteaguas para la investigación educativa en nustro país para con ello tener mayores aproximaciones apartes de la realidad que viven tanto alumnos como enseñantes, desafortunadamnete son contados los que se interesan de manera autodidácta a adquirir y desarrollar esta competenica; por otra parte, han sido sometidos a tantas actividades de gestión institucional, adminitrstiva y académica durante las jornadas de trabajo, que lamentablemente lo que menos realizan, ya no digamos investigación, sino observaciones puntuales de cómo aprenden los estudiantes bajo su responsabilidad, de los tropiezas que el o ella como enseñantes viven, de las dificulatades que los niños o jóvenes experimentan para llegar efectivamente a la internalización de los conocimientos abordados en las sesiones de clase y de lo suscesos que ocurren al interior de su aula durante la puesta en marcha de las PIE.
    Desde mi modesta experiencia como docente frente a grupo de educación primaria por 20 años, de considero que en este sentido falta mucho, mucho por hacer, empero también he de reconocer que en los últimos tiempos, aunque de manera muy lenta, estas concepciones están siendo revaloradas e instrumentadas por un mayor núero de docentes interesados y comprometidos con su oficio profesional.

    ¡¡Gracias mil Oswualdo, Margarita, Reynaldo y demás compañeros por sus intervenciones, gracias a ellas y a la virtualidad de este espacio académcio tengo la opoertunidad de seguir aprendiendo!!

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  5. MAESTRO REYNALDO:
    REALMENTE usted ha hecho una construccion y deconstrucciòn de lo que sucede realmente al interior de la titulacion en los posgrados debiendo no minimizarse cualuqier modalidad de titulacion siempre y cuando impacte nuestra labor docente,ya que en ocasiones se desavalora un trabajo que puede resultar realmente enriquecedor y ha sido sustentado en el corpus academico y capital cultural adquirido durante los estudios de posgrado.
    ADRIANA PENSADO DOMINGUEZ

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