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viernes, 13 de febrero de 2009

Investigación II


Una tendencia actual en el campo de la educación básica es aquella que supone que su función sustantiva es la formación de ciudadanos. En este contexto construiremos algunos argumentos para responder a la primera pregunta planteada en el artículo anterior: ¿por qué esto no ha sucedido?.

Un primer aspecto que salta a la vista es el sentido del trabajo docente, es decir, el para qué, que subayace a la actividad cotidiana de cada maestro. Hasta hace algunos años la docencia en educación básica era sinónimo de apostolado, por varias circunstancias, primera porque se concebía como una vocación, ya que de antemano se reconocía que se hacía por “bienes superiores”, “espirituales”, “trascendentes”, por tanto era una misión, una opción de realización, donde transformar las vidas y los entornos era parte del cúmulo de mandamientos. Pero esto se acabo, en la actualidad el espectro de motivaciones, pueden agruparse en tres líneas. La primera apunta hacia la concepción de la docencia como un “trabajo”, es decir, un modo de obtener un “pago” para vivir, con un incentivo valioso en el actual contexto de crisis permanentes, la seguridad laboral; en este marco el docente-trabajador cumple lo que su contratante es capaz de exigirle. La segunda tiene que ver con la docencia como una opción política, es decir como un campo donde existe la posibilidad de construir a las nuevas generaciones de mexicanos y la tercera, la docencia como herencia familiar, donde el abanico de posturas es diversa.

Así pues, la posibilidad de formar al ciudadano que dibuja el artículo tercero depende del posicionamiento ante la docencia de cada “maestro”, lo cual es un error de origen; ya que se supone que el Estado, a través del gobierno, debe garantizar esta obligación y no dejarlo a la libre elección de los “maestros”. Ahora bien, en cuanto al sentido de la estructura institucional parece existir un defecto de implementación, que se hace evidente en la actual reforma de la educación básica, ya que por ejemplo, los marcos de referencia y justificación que la guían, se ubican en lo que se denominan “las nuevas exigencias de un mundo globalizado”, es decir cambia el contenido de la educación básica, no porque se reconozca que no se está alcanzando el ideal dibujado en la constitución, sino porque no se está respondiendo al perfil de fuerza laboral que exige el mercado. Esta lógica de querer empatar educación básica con exigencias de los mercados llevará al sistema educativo a una carrera de antemano perdida, ya que el mercado se mueve por la lógica de creación de necesidades de consumo y de adaptación a la competencia para sobrevivir, con el común denominador la “ganancia”, movimiento que el sistema educativo es incapaz de seguir, ya que su naturaleza es distinta a un área de “capacitación de recursos humanos”.

Así pues, a la pregunta por qué no es una realidad la formación de ciudadanos a través de la educación básica, la respuesta podría sintetizarse en dos supuestos: primero porque los “maestros” de educación básica no hemos aceptado la posibilidad de formar a las nuevas generaciones de mexicanos y sólo nos acotamos a cumplir con aquello que se nos puede exigir y segundo porque el Sistema Educativo Nacional no está enfocado a cumplir con el artículo tercero, sino que se encuentra al servicio de los grupos económicos y políticos enquistados en el poder público.

En el próximo artículo construiremos argumentos para responder a la pregunta: ¿qué impide a un maestro desarrollar procesos de innovación en las aulas, incorporando los nuevos conocimientos y avances en la tecnología y la técnica pedagógica?

2 comentarios:

  1. Hola te invito a visitar mi Blog.


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  2. Muy acertado en su concepción. Lamentablemente los profesores nos ubicamos en una condición de empleados -que lo somos-, pero tenemos esa posibilidad de ampliar nuestras miras y pensar y hacer que participemos en la formación de seres pensantes.
    Nadie en las aulas nos está vigilando -ojo directores escolares- que eduquemos en tal o cual sentido. Seguramente el Estado y sus diferentes gobiernos, saben a ciencia cierta que el magisterio está bien domesticado y no hay riesgos de formar ciudadanos reflexivos y actuantes...

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