La educación preescolar: entre las maestras express y la vulnerabilidad

Escrito por:
Miguel Angel Castillo

La necesidad de contar en México con más y mejores docentes de educación preescolar con licenciatura, surgió como requisito indispensable a partir de la Reforma Educativa de Educación Preescolar. Ello motivó que instituciones de educación superior se dieran a la tarea de diseñar diversas estrategias para enfrentar esta demanda educativa y social. Por ejemplo, la Universidad Pedagógica Nacional, UPN, creó un programa de licenciatura semiescolarizado para todas aquellas maestras que, al estar en activo como profesoras frente a grupo, tuvieran la necesidad de formarse con este perfil académico.

En la actualidad la UPN ha formado ya varias generaciones de licenciadas en educación de este nivel educativo. En su mayoría, son mujeres que además de trabajar en sus centros escolares, se dedican al hogar, a atender las necesidades de la familia y a estudiar la licenciatura. Hay que resaltar aunque suene obvio, que las egresadas de este programa de licenciatura en la UPN, presentan una tesis de grado en el último año de estudio, de una total de cuatro, que les permite presentar un examen profesional y con ello hacer posible la obtención del título universitario.

Sin embargo surgió un fenómeno, no se sabe dónde ya pronosticado, como consecuencia de esta necesidad social y académica. Algunas personas de la sociedad con ánimos de emplearse optaron por presentar un examen elaborado y difundido por el CENEVAL para obtener dicha licenciatura. Como profesional de la educación veo en este proceso ciertas deficiencias que podrían acarrear mayores problemas de los que se requieren resolver: En primer lugar, algunas de las personas que sustentan dicha evaluación carecen de estudios de nivel bachillerato; algunas otras cuentan en su historial académico sólo con la secundaria. En segundo lugar, muchas de ellas ya tienen trabajo y laboran como maestras frente a grupo. Tercero, hay una brecha conceptual, ética y profesional entre quienes se forman dentro de un programa universitario y entre quienes se prepararon para aprobar el examen de CENEVAL. Resulta que ahora las recién tituladas maestras están acudiendo a las maestras en activo para resolver sus dudas teóricas, prácticas y hasta metodológicas. Por ejemplo, intentan saber en una conversación de amigas cómo hacer una planeación; que les digan cómo se controla a un grupo de niños pequeños; que les platiquen qué es eso del constructivismo y temáticas por el estilo que como verdaderas docentes deberían dominar. No sólo por criterios de certificación, sino porque son las herramientas indispensables de la tarea docente, que fortalecen su práctica educativa en pos de mejorar la calidad de la educación.

Es del dominio público en nuestro país que el desempleo está lacerando la vida de muchas familias mexicanas y que el panorama no es muy alentador. No obstante, ello no justifica que el gobierno federal permita a las autoridades educativas y al mismo CENEVAL hacerse de la vista gorda y omitir en el proceso de registro, la revisión del currículum vitae y de exigir criterios académicos mínimos a quienes desean ostentarse como maestras sólo mediante la aprobación de un examen. Ello no responde a las necesidades de calidad y equidad educativa que tanto requiere México. Desde luego que hay una ganancia para el CENEVAL pues por cada examen cobra la cantidad de dos mil pesos aproximadamente.

Lo preocupante del asunto no es si el CENEVAL obtiene más recursos, ni tampoco si la gente busca empleo. Lo grave radica en que con este tipo de seudoprofesoras, se está poniendo en grave riesgo, otra vez, la integridad física y emocional de los más pequeños, en manos de esta nueva generación de maestras express. Como sociedad tenemos todavía a flor de piel el dolor por la muerte de decenas de infantes a causa de la negligencia de las autoridades de gobierno federal y del I.M.S.S. y sobre todo por la visión mercantilista que el gobierno actual tiene sobre la educación; supone que se puede comprar el conocimiento y la experiencia; que concibe la tarea docente como la mera producción en serie de sujetos con títulos patito, para ejercer una profesión que exige el riguroso estudio, aprendizaje y enseñanza, así como de la formación curricular y vocación que construyen en su conjunto la ética profesional y el sentido social de los maestros y las maestras mexicanas.

¿Hacia dónde va la educación en México? La respuesta ante este panorama de la educación preescolar y de la formación de estas nuevas docentes, prefigura escenarios en el corto plazo: se está perfilando una nueva versión del caso de la Guardería ABC, pero ahora con seudoprofesoras que no saben qué hacer con los pequeños en el salón de clases. Esto es posible gracias a la mediación y autorización del gobierno federal que parece obstinado en la reproducción de una educación de mala calidad. Con esta nueva sepa de maestras express el gobierno de Felipe Calderón asegura tres cosas: que nos mantendremos en los últimos lugares de la educación en la escala mundial; que el desarrollo nacional seguirá estancado como hasta ahora y que la niñez mexicana vivirá en permanente estado de vulnerabilidad.